$2,400
Un vino llamativo caracterizado por una reducción noble y unas finas especias, detrás de las cuales se esconden recuerdos de flores blancas y frutas amarillas. En el gusto al inicio es cremoso, luego fresco y seco. Tiene un delicado juego complejo de notas frutales y minerales. Te confunde con un grand cru de Bourgogne.
Esta bodega está situada en Langenlois, el valle Kamp de la Baja Austria. Willi Bründlmayer es quien está a cargo de la propiedad familiar junto con su esposa Edwige, Thomas Klinger y el Master of Wine Andreas Wickhoff. Rodeado por las colinas del bosque Waldviertel, el viñedo queda protegido de los vientos fríos del noroeste. En el día, el sol calienta las terrazas de vid y los suelos pedregosos. El carácter de los vinos proviene de la diversidad geológica y climática del viñedo. La familia Bründlmayer trabaja el viñedo de manera parcelar, desde la cosecha hasta el embotellado. La crianza se hace en una bodega climatizada y moderna. Los mostos se fermentan bajo frío para conservar todos los aromas de las uvas. La bodega está equipada por paneles fotovoltaicos en el techo. Captan la energía solar cuando en la parte inferior, las uvas están prensadas. El jugo cae directamente en los tanques de fermentación, de manera que nunca se vuelve a subir el mosto. El proceso de vinificación aprovecha por completo la ley de la gravedad y con la menor intervención humana. Bründlmayer es el ejemplo del buen equilibrio entre la tradición y la tecnología: las uvas provienen de las mejores parcelas de vid trabajadas de manera orgánica y a mano, y usan la tecnología en la vinificación y de manera precisa. La crianza de los vinos ocurre en foudres en una cava milenaria debajo de la bodega.